16.11.10

La visita-taller UN CUADRO PARA CONSTRUIR se llevó a cabo entre Septiembre y Noviembre de 2010 en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente.
La exposición Esteban Vicente Dibujos 1920-2000 y una selección de grandes obras de la Colección Permanente fueron escenario para nuestras experiencias.

En esta ocasión nos adentramos en el uso del color y los planos de profundidad.

Descubrimos que el dibujo y la pintura son ejercicios de ilusión.

El lienzo y el papel son superficies planas pero mirando los cuadros diríamos que hay cosas que están lejos y otras que están cerca.    
¿Cómo lo consigue el pintor?  ¿Qué trucos utiliza para engañar nuestra mirada?



Pensando y observando nos dimos cuenta de que lo que vemos lejos se pinta más pequeño que lo que está cerca.

Además comprobamos que lo cercano tapa a lo que parece estar detrás.
Nos sorprendimos viendo que dentro del cuadro lo lejano se pinta arriba y lo cercano abajo.

También nos dimos cuenta de que hay colores, como los azules, que parecen acercar y otros, como los marrones, que parecen alejar.
Y así empezamos a hablar de los colores cálidos y fríos.

Discutimos mucho sobre este tema y nos sorprendimos al saber que los fríos no dan frío cuando los tocamos sino cuando los vemos.
Así una chaqueta de color rojo tiene la misma temperatura que una de color azul y una naranjas recién salidas de la nevera son de color cálido.

Una misma imagen de dos colores da una sensación diferente.



Los artistas conocen bien los efectos del color sobre nosotros y saben utilizarlos para engañar nuestros sentidos.

Llamamos frío a un color que nos recuerda a cosas como el hielo, el fondo del mar, la niebla o la hierba. Juntos decidimos que los colores fríos eran los azules, violetas, grises y verdes.





Los colores cálidos (rojos, rosas, naranjas, amarillos y marrones) nos hacían pensar en cosas como el sol, el fuego, la arena o la lava.






Buscamos esos colores en los cuadros de Esteban Vicente e hicimos un nuevo descubrimiento: un mismo tipo de color podía darnos frío o calor.
 Son los colores que resultaban de mezclar un color frío y otro cálido.
Así el verde puede ser cálido o frío según si tiene más amarillo o más azul.
¿Y los morados? ¿Y los naranjas?



Mirando nuestros cuadros nos dimos cuenta de que no podíamos hablar de “rojo”, “gris” o “marrón” sino de “rojos”, “grises” o “marrones”.


Al artista le encantaba crear sus colores, mezclarlos, jugar con uno hasta sacarle el máximo partido… así nos dejó toda una colección de colores llenos de matices que producen en nosotr@s muchas sensaciones.


Pero cuantos más colores conocíamos más complejo parecía ese mundo… y así vimos que algunos  parecían verdes, blancos o morados... pero que al ponerlos sobre una superficie de ese color… ¡parecían azules!



¡También nos dimos cuenta de que un mismo color puesto sobre dos diferentes parecía diferente o al revés!






Y es que con los colores pasa lo mismo que con las personas… uno piensa que es rubio hasta que conoce a una sueca, que es alta hasta que se pone al lado de un jugador de baloncesto… todo depende…







Hablamos también de los nombres de los colores.

Aquellos que están a medio camino: el azul verdoso, el verde grisáceo, el marrón rojizo…




Aquellos que hacen referencia a cosas conocidas: el gris perla, el azul cielo, el rojo fuego…






Incluso pusimos nuestros propios nombres: azul piscina, amarillo pelota de tenis, verde pino…






Y mirando, mirando, nos dimos cuenta de que en los cuadros abstractos también había manchas que parecían más cercanas que otras y comprobamos que Esteban Vicente utilizaba los mismos trucos que en los cuadros figurativos.

Con todo eso en la cabeza nos fuimos al taller a construir cuadros de colores fríos y cálidos, con manchas cercanas y otras lejanas.
Los paspartús que habíamos visto enmarcando las obras del pintor nos sirvieron para hacer pruebas de composición con manchas de cartón. Trabajamos así como lo haría Esteban, probamos, miramos y pensamos mientras hacíamos.









Descubrimos no sólo formas, texturas y colores sino manchas pintadas con pincel y otras con spray y volvimos a recordar lo aprendido en las salas.








Luego pinchamos nuestras manchas en brochetas… ¡Auténticos pinchos morunos de color!




















Pinchando las composiciones en las cajas obtuvimos cuadros en tres dimensiones que podían verse desde el lado de los fríos o desde el de los cálidos.

 
 



















Apilando nuestras creaciones nos dimos cuenta cómo cambiaban los cuadros: aparecían vacíos con los que no contábamos, contrastaba la forma de trabajar de unos y otros…



 





















Algunos llenaban de manchas todo el espacio, otros optaban por poner muy pocas o sólo en un rincón, había obras ordenadas y otras caóticas, algunas centradas en un color y otras que jugaban con el contraste, las vimos figurativas y abstractas, planas o con relieve… pequeñas piezas de un cuadro reversible.

Aprovechando los accidentes pudimos hablar de cómo llama la atención un color frío que se ha colado en una composición de cálidos, qué sensación da una imagen figurativa en medio de un cuadro abstracto…






Cada clase se llevó una caja con manchas y brochetas para seguir jugando y experimentando con el color y los planos de profundidad.
El C.R.A. Campos Castellanos se llevó todas las cajas, manchas, brochetas y paspartús. Esperamos que las disfruten y les den otras vidas. ¿No sería estupendo que nos contasen qué han hecho con ello?